—Humph, ¡de todos modos a ella no le importaba su ayuda!
El hombre parecía imperturbable ante su ingratitud, demostrándole los movimientos nuevamente en cámara lenta. Yufei no era de guardar rencores, y dado que él fue lo suficientemente amable para enseñarle, dejó ir su enojo hacia él.
Tal vez lo había malinterpretado; no se estaba burlando de ella, solo intentaba darle algunos consejos, de buena voluntad.
Dejando de lado sus prejuicios, ella imitó sus movimientos. —¿Así?
El hombre asintió.
Cuando hacía algo incorrectamente, él sacudía la cabeza. Se comunicaba con ella mediante asentimientos y sacudidas de cabeza, sin pronunciar una sola palabra.
Yufei se preguntaba, ¿por qué no hablaba?
—¿Será porque el aire aquí era tan frío que le incomodaba la garganta, haciéndole difícil hablar?