Jian Yufei parecía sorprendida al ver al anciano que había entrado, sintiéndose algo desorientada.
Había perdido los estribos con su abuelo y sin querer había destruido el vínculo entre ellos. Pensaba que nunca volvería a ver a su abuelo en vida, sin embargo, había venido en persona a verla.
Ruan Anguo entró solo con un bastón, y las personas que lo seguían se quedaron fuera de la puerta sin entrar.
Observó el restaurante francés y preguntó con una risita —Yufei, ¿cómo te trata el trabajo aquí?
—Está bien. Abuelo, ¿qué te trae por aquí? —respondió ella.
—Solo quería echar un vistazo a tu lugar de trabajo. —Ruan Anguo encontró un asiento y se sentó. Jian Yufei fue a prepararle una taza de té.
Ella se sentó frente a él, tranquilizada al ver que su abuelo lucía enérgico y saludable.
Ruan Anguo tomó el té que ella había hecho y dio un sorbo, haciendo una pausa para apreciarlo —El té que preparas siempre tiene el sabor justo, ni muy ligero ni muy fuerte.