Cuando Jian Yufei se dio la vuelta, descubrió que toda la comida en la lonchera había desaparecido. ¡Incluso el medio bollo que dejó atrás! Se preguntó con sorpresa, «¿Se las comió todas él?»
—¿Qué pasa? —Ruan Tianling le preguntó, echándole un vistazo de reojo.
—Nada, ya casi estamos en el aeropuerto, ¿verdad? —Ella recogió su mirada con indiferencia, sus ojos inexpresivos detrás de sus gafas de sol.
Llevar gafas de sol fue en verdad una elección sabia, evitando que otros pudieran ver a través de sus pensamientos.
—Nos quedan diez minutos más, puedes cerrar los ojos y descansar un poco. —Ruan Tianling ajustó el respaldo de su asiento para que pudiera recostarse más cómodamente.
Jian Yufei no estaba acostumbrada a su comportamiento de hoy. Él la trató mucho mejor hoy, cuidándola en cada momento, lo cual encontró inquietante. Sin embargo, no mostró nada, cerró los ojos y fingió dormir.