En este mundo, nunca hubo algo que Ruan Tianling quisiera y no pudiera conseguir.
Levantando la cabeza, Ruan Tianling la besó con fuerza en los labios y dijo fríamente:
—No pienses nunca en irte de nuevo. A menos que me canse de ti, ¡nunca podrás escapar!
La cabeza de Jian Yufei zumbó y de repente, no podía escuchar ni ver nada.
El único pensamiento en su mente era escapar, ¡correr lo más lejos posible!
Ella de repente lo empujó como una loca y comenzó a correr hacia el exterior.
La puerta principal estaba justo frente a ella. ¡Si pudiera ser un poco más rápida, finalmente sería libre!
En este momento, Jian Yufei era como una fugitiva de prisión, deseando desesperadamente la libertad. Detrás de ella había un lugar horrendo que devoraba a las personas sin dejar rastro, una jaula oscura e ineludible.
Pero frente a ella había una puerta que conducía a la luz y la libertad.