«¡Este diablo, no la dejaría ir en esta vida ni en la siguiente! ¿Qué le debía ella?».
«Sal de aquí, no quiero verte».
Jian Yufei abrió la boca, pero no salió ningún sonido.
Ella intentó hablar de nuevo, pero aún no pudo articular una palabra.
Ruan Tianling notó su rareza. El área entre sus cejas se frunció ligeramente:
—¿Qué le pasa a tu garganta?
—¿Por qué no puedes hablar?
Jian Yufei trató de emitir un sonido, pero lo único que salió fue un leve gemido, tan débil como un suspiro.
—¿No puedes hablar? —Ruan Tianling tensamente la levantó, sus ojos fijamente mirando su boca.
Cuanto más Jian Yufei no podía hablar, más ansiosa se ponía, y cuanto más ansiosa estaba, menos podía hablar.
Ruan Tianling estaba preocupado de que sus cuerdas vocales hubieran sido dañadas.
Él tomó una chaqueta para colocar sobre ella y la levantó en sus brazos para llevarla abajo, luego la condujo al hospital.