—Ante el espejo de cuerpo entero en mi habitación, ajustaba el bordado de mi atuendo ceremonial de unión —murmuró Nathan—. El profundo carmesí y oro de la tela, los colores de la manada brillaban bajo la suave luz, no podía creer que fuera el novio y el futuro Alfa emparejado. Mis manos temblaban ligeramente mientras ajustaba los puños y trabajaba en los cierres.
—Todavía me parecía tan irreal que hoy me casaría con Lyla.