Opciones desesperadas...

—Lenny —lo llamé.

Se giró rápidamente, la sonrisa en su rostro murió y de inmediato cambió de casual a preocupado en el momento en que vio mi rostro. No disminuí la velocidad cuando llegué a él, sin dudarlo, agarré su muñeca y lo jalé hacia un lado, lejos de los demás.

—¿Dónde está Ramsey? —exigí sin aliento—. Sé que sabes lo que está pasando. Solo dime la verdad, Lenny. ¿Dónde está Ramsey?

Lenny frunció el ceño.

—Lyla, cálmate. Deja que te explique.

—¡No! —lo interrumpí, negando con la cabeza furiosamente—. Dime la verdad, Lenny. No me importa si son malas noticias. No me importa lo terrible que sea, solo..., —mi voz se quebró y mis ojos ardían con lágrimas no derramadas—. Solo dime. Por favor, Lenny.