El principio - Petición del padre...

Neriah

Él dio un paso lento hacia adelante, acercándose a mí. Su aroma llenó el aire...

—Has estado pensando en mí, ¿no es así? —preguntó, sus ojos brillando con picardía.

Me quedé sin aire en la garganta. ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo podía ver a través de mí tan fácilmente? ¿Qué había dicho sobre ser lo suficientemente valiente como para escuchar?

—Yo...

—No tienes que mentir. —Su voz era suave y baja, como terciopelo rozando mi piel. —Puedo sentirlo.

Un escalofrío recorrió mi columna, pero no podía apartar la mirada.

—¿Qué eres? —me escuché preguntando de nuevo. No sabía qué decir. No sabía qué preguntarle.

Él inclinó su cabeza, su sonrisa fluctuante: mitad diversión, mitad algo más oscuro.

—Soy... muchas cosas. —Tomó otro paso más cerca, y esta vez, mis pies retrocedieron automáticamente hasta que mi espalda golpeó la áspera corteza de otro árbol. Sus dedos rozaron el borde de mi cabello, ligeros como plumas. —Pero nada de eso importa ahora.