—Nat, ¿qué estás diciendo? Yo...
—Ahora que Briena ya no es una hija de la familia Ford, calculaste quién entre nosotros sería más rentable para ti, ¿no? —preguntó Natalie—. Y entonces me elegiste a mí, una mujer que puede trabajar duro y es capaz de llevar incluso una compañía en bancarrota de vuelta a la gloria. En vez de una estrella de cine, que simplemente te dominaría con su éxito, elegiste a una mujer que puede ayudarte a crecer tu negocio mientras trabaja y tú te llevas todo el crédito como el CEO. ¿Crees que la misma táctica funcionará conmigo otra vez?
—Ivan estaba atónito al escucharlo, pero rápidamente se compuso. —No, lo estás interpretando mal, Nat, —dijo, su voz y expresión llenas de tristeza, como si hubiera sido acusado injustamente—. Cuando vine a ti, todo lo que tenía en mente era que realmente me gustas. Incluso después de estar con Briena, nunca dejé de pensar en ti. Lamento dejar que mi ira me domine y nuble mis verdaderos sentimientos por ti.