En el hotel...
Natalie pronto llegó al hotel. Entró a su habitación, con la intención de descansar un rato antes de la hora del almuerzo. Justo antes de que pudiera insertar la tarjeta para encender las luces en la habitación tenuemente iluminada, una mano la detuvo, atrayéndola hacia una figura alta y masculina solo para presionarla contra la pared con ambas manos bloqueadas sobre su cabeza.
Y antes de que pudiera emitir un sonido, su boca ya estaba sellada por un par de labios conocidos.
Todo ocurrió en un instante, dejándola sin tiempo para reaccionar. Antes de que pudiera incluso resistirse adecuadamente, se relajó al reconocer el toque familiar y el aroma.
Justin. Su esposo.
Natalie bajó la guardia y le correspondió el beso, igualmente apasionada. A través de ese beso, pudo sentir el anhelo que él tenía por ella, y ella no era diferente. Habían pasado solo unos días, pero ya lo extrañaba.