La imponente figura de Jian Wushuang ardía de ira tras su rugido atronador.
—¡Él se unió a la lucha! ¡Él se unió a la lucha!
—¡Esta es una batalla de condena segura! ¿Cómo es posible que acepte unirse a la lucha? ¡Qué valor!
—¿Es eso una locura, o de verdad posee la fuerza suficiente para derrotar a su oponente?
Los gritos y el clamor ahogaban los incesantes murmullos que surgían desde las gradas de los espectadores de la arena.
Al ver que Jian Wushuang parecía aceptar su desafío, Xia Mang sonrió maliciosamente. Movió su muñeca. Un guante rojo sangre apareció de la nada, colocándose sobre su mano.
El guante exudaba un aura de intensa sed de sangre y malicia, una clara señal de que era un fuerte y potente Arma Emperador.
La mera aparición del guante despertó el temor de todos los presentes.
Muchos de los espectadores presentes notaron que Xia Mang no había usado su guante cuando derrotó a Li Tianchou.
—Parece que Xia Mang está sediento de sangre.