Ecos de Ausencia

Mientras Xu Zeng y Xu Hu Zhe encontraban consuelo en los brazos del otro justo fuera del establo, los caballos dentro parecían regocijarse en el cambio de la atmósfera.

En medio del festival de lágrimas que ocurría a solo metros de su hogar, los ocupantes de cuatro patas del establo empezaron a relinchar y a patear en una celebración gozosa.

Sus voces se extendían por el aire, una canción de alivio y gratitud que no reverberaba por el patio. A pesar de que tenían su establo de vuelta, sabían que no deberían atraer a las intimidantes bestias de dos patas de nuevo a su dominio.

Esas bestias de rutina de dos patas vestían ropa humana pero sabían que eran seres aterradores justo bajo la superficie.

Ellos eran los caballos, ¡pero eran los dos hombres quienes estaban jugueteando en su establo!