Entre ellos había un aire cargado de palabras no pronunciadas y tensión eléctrica. Las mejillas de Bai Mo estaban encendidas en un rojo carmesí. Sin embargo, a pesar del calor que irradiaba de su rostro, su mirada permanecía firme mientras sostenía la mirada de Xu Zeng.
En respuesta, el corazón de Xu Zeng latía contra su pecho, coincidiendo con el ritmo acelerado del propio latido de Bai Mo. Sus propias mejillas se tiñeron de un leve rubor mientras devolvía la intensa mirada.
El calor de la mano de Bai Mo sujetando la suya sobre la mesa enviaba escalofríos a lo largo de su columna, una sensación que no podía descifrar del todo pero que encontraba innegablemente reconfortante.
Su cercanía desafiaba las normas sociales, pero el desprecio de Bai Mo por la convención, incluso siendo un "respetable" amo de una casa completa, solo alimentaba la propia audacia de Xu Zeng.