Un Nuevo Carruaje

Mientras el carruaje avanzaba a través del antiguo paisaje rural, el escenario se desplegaba en una hipnotizante muestra de la transición del verano al otoño.

En la ciudad, donde ahora parecía faltar mano de obra y solo los nativos deambulaban, una sensación de calma se asentó sobre las calles tanto en el barrio acaudalado donde residía la Mansión Bai, como en las calles concurridas, donde los transeúntes se reunían para el mercado matutino.

Los aldeanos que habían venido para el trabajo estacional ya no estaban presentes, su ausencia marcaba el comienzo de un período más tranquilo mientras los negocios disminuían y comenzaban los preparativos para las próximas cosechas en el campo.

Más allá de los límites de la ciudad, donde la naturaleza dominaba el paisaje, el bosque, las montañas y otras extensiones naturales estaban llenas de vida.