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La carreta se deslizaba suavemente por el terreno, un ritmo reconfortante acompañaba su viaje. El trayecto accidentado parecía casi como un sueño lejano.
La mirada de Xu Zeng se suavizó mientras observaba los huevos grises y plateados anidados a su lado, su pacífica siesta era fuente tanto de consuelo como de preocupación. ¿Realmente el viaje en carreta era tan calmante, o los cachorros simplemente estaban exhaustos por haberse levantado temprano esa mañana?
Extendió una mano para acariciar sus conchas, comprobando la temperatura de los cachorros al mismo tiempo. Su otra mano alcanzó para tomar otro puñado de nueces.
Reflexionando sobre sus limitadas experiencias con carretas, Xu Zeng no pudo evitar rememorar sus viajes pasados.