```
La noche de otoño en la cima boscosa era un lienzo de oscuridad, pero poseía una belleza única. Una calma incomparable, encontrada solo en lo más profundo de la noche y cuando la primera luz del alba descendía sobre un espacio.
Las dos lunas adornaban el cielo, su luz plateada proyectando un resplandor encantador sobre el paisaje, reflejando la emoción que pulsaba dentro de los tres participantes.
La ausencia de contaminación lumínica permitía a las estrellas brillar con intensidad, sumando al espectáculo celestial. La naturaleza había proporcionado justo la iluminación suficiente para iluminar el escenario, pero suficiente oscuridad para minimizar cualquier incomodidad que uno pudiera sentir.
Antiguos árboles de Abedul se erguían como centinelas, sus majestuosas formas se alzaban sobre el paisaje, mientras diversas especies de flora adornaban los alrededores, creando un pintoresco telón de fondo para los espectadores que esperaban.