La mirada de Xu Feng se agudizó.
Los frascos… no eran las típicas ollas de arcilla comunes en el mercado ni siquiera las que él había encargado. Eran uniformes en forma, sus cuerpos ligeramente teñidos, sellados herméticamente con tapas robustas. Pero no era solo la artesanía lo que captó su atención, era el logo de plata impreso en cada uno.
Una delicada y compleja balanza, el nombre Escala de Plata escrito en trazos nítidos y elegantes debajo.
Sus labios se separaron ligeramente, una realización asentándose.
¿Era esto realmente... su tienda?
Por un momento, simplemente miró fijamente. La fachada tenía una extraña familiaridad, pero ahora que la observaba con ojos frescos, todo encajaba. El diseño pulido y elegante, la atención al detalle en los frascos y el movimiento eficiente del hombre de Jian dentro, todo apuntaba a una colaboración entre al menos uno de sus maridos y su hermano.
Su hermano, con sus recuerdos de otro mundo, debía haber tenido una mano en esto.