Lealtad, Parte Veintiuno

«Está bien, concéntrate. Necesito descubrir quién intentó quemar a mi familia viva», pensó Melisa mientras Vira se acomodaba a su lado, tan cerca que sus muslos se tocaban. «Solo tengo que ser sutil al respecto. Lo que sería más fácil si no estuviera prácticamente saliéndose de esa blusa».

Tenía que comenzar por algún lado, y lo mejor que se le ocurría en ese momento era:

—¿Mañana difícil? —preguntó Melisa, asintiendo hacia donde Koros había salido furioso.

—Hermanos, —suspiró Vira y se dejó caer dramáticamente sobre el mostrador—. Siempre creen saber lo que es mejor. Sobre todo cuando son jodidamente idiotas.

«¿Como intentar quemar casas con niños dentro ese tipo de idiotas?»

—¿Ah sí? —Melisa dio un sorbo a su bebida definitivamente-no-sólo-jugo—. ¿De qué tipo de estupideces estamos hablando?

—Del tipo en que creen que la violencia lo soluciona todo, —dijo acercándose más—. Su perfume era embriagador. Del tipo en que alborotan a sus seguidores y alguien hace algo estúpido.