La limpieza es primordial

La entrega tardó casi diez minutos, lo suficientemente largo para que Karl pudiera ver la tensión acumulándose en los rostros de los Clérigos mientras picoteaban, y luego desinfectaban cuidadosamente sus manos preparándose para escribir.

Su dedicación a la limpieza era admirable y Karl estaba adquiriendo un nuevo respeto por lo que se requiere para mantener una Biblioteca llena de libros en condiciones legibles. Pero en cuanto llegaron los hachas, junto con los cinceles y el pequeño martillo que serían necesarios para tallar las Runas, se emocionaron tanto como niños pequeños frente a un tazón de dulces.