Horarios de sueño

La mañana siguiente llegó demasiado temprano, con la nariz fría de Cara tocando la mejilla de Karl para despertarlo.

—Hay gente esperando en la otra habitación a que nos despertemos. Recomiendo que no te pongas pantalones —le informó el tejón del Vacío en un tono juguetón.

Karl le sonrió con complicidad. —¿Por qué sin pantalones?

—Así se irán y podré dormir —respondió.

Karl suspiró ante la impecable lógica. Ciertamente, la mayoría de los invitados se irían si saliera sin pantalones. Pero Cara no tenía que levantarse de la cama solo porque él lo hiciera.

—Por supuesto que sí. Solo puedo entrar y salir libremente del espacio desde unos pocos cientos de metros de distancia. ¿Quién sabe a dónde te llevarán? ¿Y si quiero volver más tarde y me quedo atrapada en algún lugar aburrido? —comentó Cara.