Burbujas

Una vez que las burbujas estuvieron en el baño, Cara saltó al jacuzzi de un metro cuadrado con un pequeño chapoteo. Esa fue la señal de Karl de que era seguro entrar, y él se acomodó lentamente, disfrutando de las burbujas perfumadas.

—Ah, olvidé la toallita —murmuró, molesto.

—Aquí tiene, Señor.

—Gracias.

Karl giró a la izquierda y vio que Cara estaba flotando boca arriba, chapoteando agua en su pelaje del vientre y haciendo ruidos felices que hacían reír en silencio a la criada.

—Realmente le encantan las burbujas. Casi me siento mal por limitar la cantidad que pongo ahora —comentó la criada.

Cara movió su pata delantera despectivamente. No iba a estar en el baño el tiempo suficiente para acabar con estas, solo quería oler al jabón.

—Estoy seguro de que estará bien. Si el aroma se desvanece, simplemente prepararé otro baño para ella.

—[Puro Lujo] —Cara estuvo de acuerdo.