Karl asintió en señal de entendimiento. Enviar trescientos mil zombis a algún lugar para atacar sería una pesadilla logística, aunque no necesitaran comer o dormir. Con solo dos naciones fronterizas con el Reino de los No Muertos de Bomgon, y dos más inmediatamente al otro lado del canal, las opciones eran limitadas, pero una invasión terrestre no era una conclusión inevitable.
—Dime, ¿sabes si hay alguna razón para este aumento de violencia de los No Muertos? No parecen estar superpoblados en su nación. De hecho, con tan pocos monstruos, hay mucho espacio abierto para ellos. ¿Ocurrió algo que los desató? ¿Como rechazar el ataque en la Ciudad de Drodh? —preguntó Karl.