*Advertencias: Muerte, lucha*
Abrí la boca para decir algo... para mostrar mi convicción de que siempre elegiría la muerte antes que estar bajo el pulgar del Alfa. Pero no pude sacar ni una sola palabra.
La idea de ser devorado después de morir me aterraba mucho más que ser su prisionero. Ya había hecho eso antes; sabía que podría sobrevivir.
Pero sobreviví gracias a Rip.
Cerrando la boca, tragué mis palabras, sin querer decir nada que no pudiera retractarme.
Alfa levantó la vista, sonriendo con suficiencia hacia mí. Sin embargo, antes de que pudiera replicar, la puerta del enorme salón de entrenamiento se abrió de golpe.
No pude distinguir la figura, la luz del sol poniente hacía que su cuerpo no fuera más que una sombra, pero en mis huesos, sabía quién era.
—Alfa —siseó el hombre, siseó mi montaña.