—De acuerdo —dije con un suspiro—. Miré alrededor de la impresionante habitación, tratando de encontrar un lugar donde sentarme. Los armarios de la cocina eran de un color oscuro, prácticamente negro, con una encimera de bloque de carnicero de madera. Aunque todas las paredes parecían ser negras también, una pared entera no era más que ventanas.
Mi mente se desvió de lo que estaba hablando y caminé hacia la luz brillante. Levantando mi mano, la presioné contra el vidrio frío mientras miraba por la ventana, directamente a... una cadena montañosa.
Había cinco picos extendiéndose frente a mí, creando una línea sólida de roca hasta donde alcanzaba la vista. Nunca había visto picos cubiertos de nieve como estos antes, las rocas puntiagudas señalando hacia el cielo mientras pequeñas nubes flotaban alrededor.
Quería decir que se parecían a las Rocallosas de vuelta en Canadá, pero eso no podía ser... ¿verdad? No había forma de que estuviera en casa. ¿Cierto?