Arruínala

El vaso de cerveza se le resbaló de la mano y se estrelló en el suelo con un golpe seco. Los fragmentos se esparcieron por todas partes.

Muchos se volvieron para mirar su mesa pero nadie se atrevió a acercarse, ni siquiera para limpiar. Todos amaban su vida.

—Pensé que no ibas a... ¿Podría ser que el niño pertenezca a su primer esposo? —Los ojos de Damien se tornaron fríos al instante. Se cernieron con sombras oscuras y Cotlin se detuvo. Sintió el deseo de matar de Damien. Hacía mucho tiempo que no tenía el deseo de matar. Lo ignoró como si fuera una maldición. Como si el toque de sus poderes lo descompusiera en un monstruo que no reconocía.

—Eso no es posible. Evangelina había estado con él durante un año. Sin embargo, no quedó embarazada. Este niño es mío. —La fuerte convicción en su voz no dejaba lugar a dudas. Cotlin asintió lentamente como si todavía estuviera intentando digerir la noticia.