—No necesito que alguien me proteja. Déjame ir o te daré una bofetada tan fuerte que llamaré la atención de todos. ¿O quieres que grite? Mi padre está aquí, se asegurará de que desaparezcas de la noche a la mañana. Debes saber cómo son tratados los terceros hijos en el mundo —Ella no luchó ni movió sus manos ni un poco de su agarre como si supiera que él las soltaría por sí mismo. No tendría opción.
La forma en que sus labios se curvaron en una sonrisa arrogante hizo una herida en su orgullo.
—Estás intentando jugar a ser difícil de conseguir. ¿No es así? —él la había arrastrado al oscuro balcón, pero todavía estaba conectado a la sala de baile. Si ella gritaba, captaría la atención de muchos. Pero entonces... —no gritarás. Porque podrías ser salvada, pero tu reputación se iría cuesta abajo. Todos se preguntarían por qué me seguiste aquí en primer lugar. ¿No es esa tu intención? —Levantó una ceja con una sonrisa triunfante en su rostro.