En la salida del palacio del duque,
una vasta fila de carruajes esperaba a sus pasajeros. Los dos primeros carruajes estaban llenos de caballeros y criadas que iban al palacio a servir a la pareja. Los dos últimos de los grandes carruajes estaban llenos de regalos para la familia real.
Desde diamantes y rubíes raros hasta el té que solo crecía en los Jardines de Alancaster. Hermosas alfombras, bordadas con hilo de oro y seda. Y tela de seda, jarrones y armamento. Podría nombrarse cualquier cosa y se encontraría en esos carruajes.
Damien se encontraba frente a los dos carruajes del medio. No había visitado a Eva en todo el día. El hecho de que estuvieran peleando había ayudado a su causa, pero ahora que había llegado la noche y iban a viajar en el carruaje cerrado, no estaba seguro de cómo enfrentarla.