La Santa Perdida

El silencio llenó la habitación como si alguien les hubiera robado las voces.

No se atrevieron a enfrentarse al cardenal.

—Su eminencia, recuerdo que mi hija estaba enferma y cerca de la muerte. Pero con sus oraciones y el agua bendita que me ofreció, ella se ha recuperado. Todavía siento que fue una pesadilla, pero su gracia salvó muchas vidas. —Una figura importante de la alta sociedad, la condesa de Almayra, avanzó con la cabeza inclinada en muestra de gratitud.

Muchos asentaron y se inclinaron. Muchos habían recibido ayuda de la iglesia. La iglesia había salvado vidas, los había protegido de bestias y en la época en que el imperio no era seguro.

La bendición de la diosa también había trabajado con la iglesia.