Solo Tengo a Ti

—Ella regresará —anunció Damien antes de que Eva pudiera responder. Su rostro parecía aún tranquilo, pero tanto Eva como Hazel, que lo conocían desde hace tiempo, sintieron el leve temblor en su voz. Estaba entrando en pánico—. Su alteza, tengo un territorio que gobernar. Si debo quedarme aquí, mi esposa debería regresar para que pueda encargarse de mis tierras.

Esta vez su voz se oyó mucho más calmada, como si hubiera controlado sus luchas internas.

Philip inclinó la cabeza y miró a Eva.

—El duque tiene razón. Pero aún así pediré tu decisión, señorita Evangelina. Después de todo, has participado como santa en la ceremonia. Y hoy llovió. La diosa debe estar satisfecha con tu presencia. Has alcanzado una posición reverenciada en el palacio real. Así que, si deseas quedarte aquí como nuestra invitada, lo permitiré —ofreció como si la estuviera honrando con su amabilidad.