¿Quieres probar?

Shen Nianzu terminó comprando toda la ropa porque le quedaba a Jin Jiuchi tan malditamente bien, incluso más de lo que había esperado. El hombre ya tenía un aura salvaje y pícara de por sí, y ahora vestido de etiqueta, emanaba el aura de un caballero refinado pero peligroso, el tipo del que las madres les advierten a sus hijas.

Un lobo con piel de oveja. Nunca se esperó Shen Nianzu que encontraría el ejemplo vivo y respirando de eso.

Juró que algún día llevaría a Jin Jiuchi a un banquete de alta clase para mostrarlo, para dejar que todos admiren qué especimen tan atractivo era y lamentar el hecho de que solo podían mirarlo desde lejos. Aunque todavía no tenía idea de cómo Jin Jiuchi se enfrentaría a esas personas vanidosas e hipócritas...

Al salir de la boutique, la atención de Jin Jiuchi fue capturada por un camión de helados estacionado al lado de la calle donde muchos niños hacían fila, y no pudo evitar sentir curiosidad, —Nian'er, ¿qué es eso?— preguntó.