Quítenlas

«Esto debe ser lo que se siente al estar borracho», pensó Jin Jiuchi mientras se envolvía en el dulce y seductor aroma de Shen Nianzu.

—Nunca había bebido alcohol antes —demonios, ¡hasta hace menos de una semana había descubierto la existencia del refresco!—, pero estaba seguro de que ahora estaba completamente embriagado por Shen Nianzu. Se sentía aturdido, como si le hubieran llenado la cabeza de algodón, dejando cualquier atisbo de pensamiento lógico en jirones. Su temperatura interna continuaba aumentando, causando una tenue capa de sudoración que cubría su piel. A pesar de haber hecho poco más que sostener la muñeca de jade, su corazón seguía latiendo fuera de ritmo y no conseguía regular su respiración.

—Sí, estos eran los síntomas exactos de estar borracho que había leído antes.

—Bajo la superficie, podía sentir el instinto primordial de la bestia dentro de él, anhelando liberarse de los confines de su piel y desatar una frenesí.