Buenos Días, Novio

—La deslumbrante luz del sol se filtraba por la estrecha abertura de las cortinas, arrojando un resplandor tenue sobre dos pares de pies entrelazados bajo el íntimo abrazo de la manta. Suaves ritmos de respiración profunda ondulaban por el aire, entrelazados con el trino melodioso de los pájaros fuera de la ventana, cuando de repente, la tranquilidad fue destrozada por el sonido de un teléfono sonando.

—El volumen no era alto en absoluto, sin embargo, en ese momento, el tono de llamada sonaba como una sirena ensordecedora que atravesaba la neblina turbia en la mente de Shen Nianzu.