Hora de Alimentación

—...Mn,—Shen Nianzu dejó escapar un leve gruñido de su garganta mientras parpadeaba desesperadamente para contener las lágrimas, esforzándose por mantener un tono despreocupado para que Jin Jiuchi no percibiera su vulnerabilidad—. Son lindos, a diferencia de ti.

—¿Qué...?—Jin Jiuchi tartamudeó con incredulidad—. ¿Cómo que son lindos? ¿Nian'er, te gustan más que yo ahora?

Shen Nianzu no pudo resistir una risita divertida al escuchar la nota ácida en su tono. Podía literalmente ver a Jin Jiuchi arrugando su rostro con el labio inferior sobresalido en un puchero ahora mismo. Cielos, ¿cómo podía ser tan adorable? ¿Por qué siquiera se pondría celoso de sí mismo? La mirada en los ojos de Shen Nianzu se suavizó, al igual que su corazón que rebosaba de añoranza. En lugar de responder esa ridícula pregunta, eligió decir:

—Ven aquí pronto. Te estaré esperando.