Todos miraban la escena con la boca abierta. No tenían idea dónde centrar su atención: la extraña chica de cabello azul que había aparecido de la nada, o el gran huevo que resultó ser su guía turístico desaparecido. Momoko dio un salto para agarrar el huevo, pero Gu Luoxin instintivamente lo levantó por encima de su cabeza, manteniéndolo fuera de su alcance.
—¿Q-¿Quién eres tú?! ¿Qué quieres hacer?!
Un rubor de enojo coloreó las mejillas de Momoko mientras continuaba saltando alrededor de Gu Luoxin, sus manos estiradas hacia el huevo.
—¡Devuélvemelo! —exigió con una voz chillona—. ¡Es mi hermano pequeño, así que más vale que me des el huevo!
—No —Shen Nianzu intervino con una sonrisa falsa que no llegó a sus ojos—. Xinxin, guarda el huevo y no se lo des. Si recuerdo bien, ¿no eres tú la razón por la que Toki terminó en este estado? ¿Qué le harás una vez que caiga en tus manos?