Siguiendo las instrucciones de Song Yunshi, Shen Nianzu pronto se encontró río abajo.
Una vez más, se maravilló ante la belleza del paisaje que lo rodeaba. Detrás de él se alzaba el imponente edificio tradicional, mientras que delante, la cascada natural continuaba su suave flujo, llenando el arroyo con agua tan cristalina que podía ver las rocas en el fondo, así como los pequeños peces nadando a su alrededor.
Se acercó a Song Yunshi, quien estaba a la sombra bajo el ardiente árbol de arce. Un conjunto de mesa y sillas de piedra había sido instalado allí, lo que demostraba que el jugador legendario solía pasar mucho tiempo en ese lugar.
—Buenos días. Espero no estar molestándolo, abuelo —se inclinó cortésmente ante el hombre.