Ratón Marrón Promedio

—¿Cómo es que las cosas terminaron así?!

Gu Luoxin, más que nadie, quería saberlo. Después de soportar una tumultuosa ola de mareo intenso dentro del autobús, se despertó para encontrarse extendido en el sucio y húmedo suelo, donde el aire estaba impregnado del hedor del agua de alcantarilla.

Intentó empujarse a una posición sentada, solo para darse cuenta de que algo estaba terriblemente mal con sus extremidades. Sus manos parecían haberse encogido a un tamaño anormal, y su cara estaba tan cerca del suelo que casi lo besaba.

Con el corazón martillando en su pecho, se apresuró a levantarse de pie, o lo que parecía como pies, mientras su cuerpo se movía con un andar inestable. Como una persona atlética que poseía un cuerpo flexible, nunca antes Gu Luoxin se había sentido tan inestable como ahora. Era como estar de pie encima de un toro enfurecido, desesperadamente intentando recuperar el equilibrio mientras cuchillos voladores se lanzaban hacia su rostro.