—¿Cómo está la costa?
—¡Despejada ciit!
—¡Vale, vamos!
Una docena de ratones, con Caen liderando el camino y Gu Luoxin custodiando la retaguardia, se apresuraron a cruzar el jardín y se escondieron entre los arbustos, admirando la vista del alto y imponente palacio frente a ellos. Contra el telón del cielo nocturno, el palacio parecía emitir una luz deslumbrante, mostrando su esplendor y elegancia.
—¡T–Tantos humanos ciit! —exclamó uno de los ratones con temor.