—Acabo de ver este escenario, pero no debería ser así. Tal vez sea algún tipo de misterio —dijo el sistema, rascándose realmente la cabeza ante este asunto. Nada de ello tenía sentido.
Esto era lo de menos para Wen Qinxi; debía sacar a Qie Ranzhe del frío y encontrar refugio para la noche. Tenían que encontrar una manera de salir de este valle mañana, de lo contrario podrían acabar perdiendo su ventaja. Además, estaba ansioso por recuperar a Feng Xieling. Confía en la habilidad de Airen, pero teme la determinación de Qie Guaiwu.
En cuanto la herida sanó, Qie Ranzhe volvió a su forma humana, con rayos de luz azul envolviéndolo hasta que regresó a su yo habitual. Wen Qinxi logró encontrar una cueva vacía cercana y llevó a Qie Ranzhe hasta allí. Su ansiedad se disipó al ver que el semblante del hombre mejoraba cada vez más.