—Wen Qinxi también quería correr pero, ¿cómo iba esta mujer a dejarlo ir? —Nu Shen de repente se quitó el colgante del cuello con lágrimas bajando por sus mejillas rosadas.
Al soltar la única cosa que mantenía su cordura, se transformó en una pitón de tres metros de longitud y se deslizó hacia Feng Zi.