La enorme mansión descendió a un silencio espeluznante que transmitía una sensación de inquietud a todos sus ocupantes. Wen Qinxi seguía sigilosamente a Qie Ranzhe por el pasillo, sin saber qué esperar. Según lo que Qie Ranzhe le había dicho antes, este equipo era el mejor del ejército. Sus métodos eran tanto crudos como limpios hasta el extremo.
Estos eran el tipo de tipos a los que el presidente llamaría si quisiera iniciar un caos sin dejar pruebas atrás. Wen Qinxi sinceramente esperaba que el título de Cobras Negras fuera solo de nombre, de lo contrario, podría morir de un shock si ve al rey de las serpientes.