Todos, grandes o pequeños, tienen algo que les da miedo y cuando eso aparece frente a ellos no pueden controlar su reacción física hacia ello. Pero para un hombre, sería especialmente perjudicial si esto sucede en público. Para Wen Qinxi no fue delante de alguien pero sus gritos de alguna manera se infiltraron en la sala de juegos, sobresaltando a Xia Bai y Hei Bao.
Aún no habían descubierto cómo reabrir el canal de comunicación que había sido bloqueado por algún tipo de intrusión que no era exactamente un virus. No esperaban que el canal de comunicación se iniciara de repente por sí solo. Para colmo, lo primero que escucharon fue a Wen Qinxi quejándose de dolor.
—Qi-ge... Qi-ge —llamó Hei Bao con una expresión de dolor—, sácalo... vamos a sacarlo. Esta sugerencia surgió porque Wen Qinxi no respondía. Pensaban que algo terrible debía haber sucedido. Si el canal de comunicación estaba funcionando, entonces probablemente también funcionaría la secuencia de desconexión.