—El fantasma que acabas de ver... ¿cómo es? —preguntó Qie Xieling pensando en algunos de los libros que había leído en el pasado sobre actividad paranormal. Estaba intentando averiguar cómo ahuyentar a los espíritus malignos. Lo que no sabía era que la persona al otro lado era más problemática que un demonio.
Aunque Wen Qinxi tenía terror a los fantasmas, preferiría lidiar con uno antes que con Qie Ranzhe en este momento. Una sola mirada decía mucho. Si no fuera por Qie Xieling, ya lo habrían despellejado vivo.
—No, no es un fantasma... tu papá está al otro lado de la puerta —dijo Wen Qinxi señalando la puerta mientras bajaba la voz.
Qie Xieling se sintió aliviado al escuchar esto, pero a juzgar por la expresión de Su Xin, su papá probablemente estaba de muy mal humor.