Wen Qinxi no podía creer que pudiera ser tan descarado en su inconsciencia olvidando que hizo el mismo truco en el primer mundo. En aquel entonces la situación era diferente. Había sido perseguido por una manada de jabalíes salvajes y Qie Ranzhe había hecho la misma acción protectora y se lanzó al agua, sin tener en cuenta que no podía nadar. Esta situación llevó a Wen Qinxi a besar a su jefe y ahora había hecho exactamente lo mismo. Diferente situación, mismo escenario.
Wen Qinxi se sentía culpable, pero a medida que el dolor lentamente se apoderaba de él, comenzó a cuestionarse a sí mismo. ¿Por qué se sentía culpable cuando no solo era un benefactor, sino que también le habían golpeado en la cara? —Te salvé el trasero. No solo eso, sino que también me rompiste la nariz... y, y trataste de ahogarme... ouch, maldito... aaaaaaahhhhh —gritó Wen Qinxi después de que Qie Ranzhe le apretara la nariz que estaba parcialmente hinchada.