—Lu Lu, Lu Lu eres un aguafiestas. ¡Wah!... déjame probar algo de esto —dijo mientras estiraba la mano para coger lo que quedaba del botín robado.
Se metió un trozo entero de fudge de arándano en la boca, haciendo que sus mejillas se hincharan.
La hermosa mujer se asemejaba a un lindo hámster, lo que hacía insoportable para tanto el mayordomo como Wen Qinxi contener su risa.
Viejo Lu se tapó la boca para ocultar una sonrisa, pero Wen Qinxi se rió abiertamente.
—Pfft... —se rió Wen Qinxi intentando resistir el impulso de tocar esas mejillas hinchadas.
—Mmmmm. ¿De verdad, de verdad hiciste esto? ¡Wah! Deberías haber visto lo enojado que estaba Xieling. Esa mirada mortal lo hizo... lo hizo parecer, parecer un pequeño psicópata —explicó haciendo un gesto con la mano de algo pequeño.
Wen Qinxi negó con la cabeza antes de decir: