Cuarto Mundo: Abusando de Perros Solteros

Durante todo el camino hacia el apartamento de Qie Ranzhe, Wen Qinxi estuvo en silencio colocando una bolsa de hielo en su mejilla ligeramente hinchada. Podía entender por qué esta mujer lo atacaría, ¡pero vamos! ¿Cuántos delitos del antiguo Su Xin iba a tener que pagar? Ama a Qie Ranzhe, pero este hombre es demasiado exigente. Este pensamiento cruzó por su mente mientras miraba al culpable con sus ojos enrojecidos.

Tenía curiosidad por saber qué pasa en la cabeza de ese CEO en el mundo real para que imaginara mundos tan desastrosos. Qie Ranzhe sintió que la mirada de Su Xin perforaba su piel y dejó de buscar la crema antiinflamatoria en el botiquín de primeros auxilios. Se había disculpado incansablemente por las acciones de su madre, pero Su Xin lo ignoró.