Es un hecho bien conocido que un puñado de paciencia vale más que un aluvión de cerebros, pero este nerd estaba al borde de su paciencia con Li Meimei. Estaban confinados en un pequeño conducto arrastrándose hacia la bóveda, pero la chica no dejaba de hablar, haciendo que este nerd sintiera ganas de arrancarse el pelo. ¿Cómo terminó en un espacio tan estrecho con una parlanchina que no podía leer la situación? Bueno, uno tendría que remontarse a una hora atrás.
Los dos vehículos, una furgoneta y un auto deportivo, estaban estacionados cerca de un bosque en el borde de la Mansión Kai, con los culpables preparándose para una estrategia tipo guerra de guerrillas.
Wen Qinxi estaba revisando el plan para asegurarse de que todos entendieran lo que debían hacer. Después de explicar en detalle, preguntó si lo entendían, pero Li Meimei, que masticaba chicle agachada junto a él, preguntó: