Quinto Mundo: La Extraña Postura para Dormir de Wen Qinxi

El líder de la secta Zhao sintió que su alma se iba de su cuerpo poco a poco, pero no quería morir. Desesperado, forzó una palabra con gran dificultad.

—No-pu-pudo —fue todo lo que logró decir mientras sus pulmones ardían como si estuvieran en llamas.

El hombre con la capa lo soltó de repente y le dio dos palmadas suaves en la cara diciendo:

—Bien... bien. Manténlo alejado de tus discípulos promiscuos, si no sufrirás las consecuencias. ¡Ahora vete!

El líder de la secta Zhao estaba en un dolor insoportable, pero a pesar de sus heridas, salió corriendo como si le hubiesen concedido una amnistía, una nueva oportunidad de vida. Desenvainó su espada y regresó a su secta en cuestión de minutos.