Qie Ranzhe se puso rígido por un segundo mientras la lengua lasciva de Wen Qinxi lamía sus labios. Una emocionante corriente eléctrica golpeó sus nervios haciéndole perder la cabeza. Su brazo agarró la cintura de Wen Qinxi atrayéndolo más cerca para profundizar el beso. Pero justo cuando lo estaba saboreando la persona fue de repente apartada de él.
—Te dejo solo por dos minutos y ya estás encima de él —dijo Wen Danzhe alejando a su hermano—, ese es un lobo grande y malo y te comerá hasta no dejar nada.
Wen Qinxi miró hacia atrás con una dulce sonrisa. —Oh, no me importaría. Ven a buscarme, tigre... *gruñido —respondió Wen Qinxi casi soltándose del agarre de Wen Danzhe.
—Definitivamente estás borracho. Vamos —dijo arrastrándolo fuera del club nocturno. No detuvo a su hermano cuando subió a aquella plataforma porque sentía que Wen Qinxi había estado muy tenso durante la mejor parte de su vida y necesitaba esto, pero cuando su hermano desapareció se asustó.