—Entonces, ¿dónde vamos otra vez? —pregunté, haciendo clic con mi lengua mientras escaneaba las luces brillando desde edificios y tiendas volando a mi paso... humanos saliendo y entrando en una noche de sábado. El hueco en mi pecho parecía tan vacío... nulo.
—Vamos a un lugar llamado Shortie's —su respuesta brusca no era suficiente para mí. Me sorprendí mirándolo fijamente, notando que a pesar de lo rudo que era, era guapo. Si se cortara la barba y el pelo largo, sería tremendamente sexy para un hombre casi de la misma edad que mi padre pero él era casi veinte años mayor que yo, con la madura edad de treinta y ocho.
Mordisqueaba mi labio nerviosamente, tenía varios cuchillos escondidos por si acaso—dos en mi cintura, uno en cada bota y uno atado a mi antebrazo oculto por mi jersey... solo por si Conrad tiene un motivo oculto pero dudo que lo tuviera. Además, no puedes ser demasiado cuidadoso en territorio humano donde los cazadores buscan lobos por diversión.