Las manchas de sangre aparecieron poco antes de que la sangre comenzara a brotar.
Una fuerte sensación de asfixia lo abrumó y, al captar el olor a muerte, se agarró desesperadamente del cuello. No tardó mucho en tener las palmas empapadas en sangre, y su cuerpo tembló ligeramente durante varios minutos, hasta que finalmente se detuvo, dejándolo sin aliento.
—¡Corran, Viuda Negra nos ha traicionado! —exclamó uno de ellos.
En ese momento, un ruido estalló en la habitación, y los dos cultivadores gravemente heridos intentaron huir.
Liu Ruyan actuó rápidamente, y al verlos tratar de escapar, los persiguió de inmediato.
Su fuerza era formidable, y dado que Li Qianfan ya había herido gravemente a los dos hombres, los alcanzó en un abrir y cerrar de ojos. Su daga brilló dos veces en el aire, y pronto, los cuerpos de los dos hombres cayeron pesadamente al suelo, perdiendo rápidamente la respiración.
—Yo me encargaré de sus cuerpos, ¡tú ve y salva a los demás! —dijo Liu Ruyan.